Heráclito de Efeso: Fragmentos
1
Aunque esta Verdad sea eterna, no la comprenden los hombres ni antes de haber sabido de ella ni cuando se enteran por primera vez. Y aunque el universo se desenvuelve según esta Verdad, los hombres parecen no tener experiencia alguna [de ella] cuando se ejercitan en palabras y hechos semejantes a aquéllos cuya naturaleza contraria yo separo y explico aquí. Los demás hombres no se dan cuenta de lo que hacen despiertos, así como olvidan lo que hacen cuando duermen.
Verdad: así traducimos logos. El sentido de esta palabra en Heráclito ha sido objeto de infinitas interpretaciones. Las equivalencias más usuales son las que siguen: palabra; razón, en el sentido de relación, medida, patrón universal; ley lógica del mundo o ley del devenir universal; realidad; verdad. Según Guido Calogero, en un ensayo publicado en el Giornale critico della filosofia italiana (1936), en Heráclito no se han diferenciado todavía las esferas ontológica, lógica y lingüística, de manera que logos significa para él, a un tiempo, palabra, verdad y realidad. Este triple sentido se hallaría confirmado en el fragmento 72. Ahora bien: no siendo posible, como en el caso del fragm. 1, encontrar en castellano un vocablo que exprese la totalidad de los sentidos del logos heraclíteo, hemos elegido la palabra Verdad, señalada por Calogero como una de las tres interpretaciones posibles, valiéndonos de su carácter multívoco, el cual le permite adaptarse al contexto de las diversas expresiones en que aparece empleada por Heráclito, con excepción del fragm. 39, donde hemos traducido por renombre y en los fragms. 97 y 108 donde hemos puesto, sencillamente, palabra. Ver el excelente trabajo de Heidegger: "Logos. Sobre el fragmento 50 de Heráclito"
Las versiones consultadas de este fragmento difieren notablemente. Hemos seguido las interpretaciones más fundadas: El Logos, la Verdad de que habla Heráclito en su libro, existe desde siempre, y el universo (traducimos así el griego todo o todas las cosas) se ajusta, se conforma, en su devenir, a esta Ley, a esta Palabra, a esta Verdad. Pero los hombres no la conocen, no se hacen cargo de ella, y así cuando hablan y obran proceden como inexpertos, a causa de su ignorancia. Heráclito distingue, separa y expone en su libro la naturaleza contraria, contradictoria, de esas palabras y esos hechos, y la explica en él. A causa de no conocer el Logos, que es verdad universal (v. fragm. 2), los hombres -despiertos o dormidos- ignoran lo que hacen.
Es necesario entonces seguir lo que es común. Pero aunque esta Verdad sea común, la muchedumbre vive como si tuviese una inteligencia individual.
Común: es decir, universal. Es necesario obrar de acuerdo con la Verdad universal, conforme con la realidad de los hechos. Los hombres ignorantes obran en cambio, arbitrariamente, de acuerdo con su opinión personal, subjetiva, carente de validez (cfr. fragm. 89).
3
El sol, grande como el pie de un hombre.
Grande como: es decir, del tamaño de.
4
Si la felicidad consistiese en las satisfacciones del cuerpo, entonces diríamos que los bueyes son felices cuando encuentran hierbas para comer.
5
El sol es nuevo cada día. [No cesa de ser eternamente nuevo.]
El agregado es de Aristóteles.
7
Si todas las cosas se volviesen humo, las conoceríamos por la nariz.
Las conoceríamos: las distinguiríamos.
8
Los contrarios concuerdan, la discordancia crea la más bella armonía, [que todo se produce por la discordia].
9
[Los animales, ellos también, salvajes o domésticos, tanto los que vuelan como los que viven sobre la tierra o en el agua, nacen, crecen y mueren según las leyes divinas que los gobiernan.] Así, todo lo que se arrastra sobre la tierra está sujeto a los golpes [del látigo]
Del látigo: agregado propuesto por Gigon para interpretar el fragmento.
12
En los ríos donde aquéllos se sumergen, fluyen nuevas y nuevas aguas. [Y las almas se yerguen de lo húmedo.]
Aguas siempre distintas corren sobre aquéllos que se bañan en los mismos ríos. Y las almas, como vapores, se exhalan, se levantan de la humedad.
13
[No conviene al hombre de excepción] deleitarse en el barro.
El hombre de excepción: es decir, el mejor, el más noble (cfr. fragms. 29, 49, 104).
14
[¿A quiénes profetiza Heráclito?] A aquéllos cuyo polo es la noche, a los magos, a los posesos, a las bacantes, a los iniciados. [Es a ellos a quienes amenaza con el más allá, es a ellos a quienes profetiza el fuego.] Porque se hacen iniciar sin verdadera devoción en los misterios practicados por los hombres.
15
Si no fuese por Dionisos el cortejo y en honor suyo el himno fálico, cometerían gran sacrilegio. Uno son Hades y Dionisos, y por él deliran y por él celebran la vendimia.
La vendimia: la fiesta de Dionisos.
16
[El hombre escapará tal vez al fuego sensible, jamás al fuego inteligible.] ¿Cómo ocultarse de aquello que nunca se pone?
17
La muchedumbre no medita sobre nada de lo que le ocurre, y aun si se le enseña no comprende: imagina comprender.
La muchedumbre: los más, el vulgo, siempre en sentido despectivo. Spengler interpreta: la mayoría no considera los hechos que advierte, ni los comprende, pero procede como si los comprendiera.
18
Muerte es cuanto vemos despiertos, sueño cuanto vemos en sueños [y cuanto vemos muertos, vida].
La frase entre corchetes es un complemento de Diels.
22
No conocerían el nombre de Diké si no ocurriesen estas injusticias.
Diké: la Justicia.
24
Dioses y hombres honran a los caídos en el combate.
Los muertos por Ares, los caídos en batalla.
25
Las mayores muertes alcanzan las mayores suertes.
Suertes: destinos, recompensas
26
En la noche, el hombre para sí mismo enciende su lámpara y muere. Vivo, toca la muerte cuando duerme, y cuando sus ojos se apagan y despierta, toca su ser que duerme.
Este fragmento oscuro es interpretado así por Gigon: Al dormir en la oscuridad de la noche, el hombre se enciende una luz interior en el ensueño, y aun viviendo, linda con su muerte, así como el despierto con el dormido.
27
A los hombres aguarda después de la muerte algo que no esperan ni imaginan.
28
Hay un solo favor que los mejores prefieren a los otros: la gloria inmortal en vez de la perecedera. Pero a la muchedumbre le basta con saciarse como animales.
Los mejores: igual que en el fragm. 13, los hombres de excepción, los nobles de espíritu. La gloria inmortal: la gloria que flota siempre, como una nave sobre las aguas. La muchedumbre: los más, el vulgo. Animales: ganado, bestias.
30
Este mundo, el mismo para todos los seres, no lo hizo ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que fue siempre, es y será, fuego siempre vivo que con mesura se enciende y con mesura se apaga.
Mundo: cosmos, orden universal. El fuego se enciende y se apaga con mesura, es decir, según medidas, por períodos.
31
Transformaciones del fuego: primera, el mar, del mar una mitad tierra, y la otra niebla ardiente. [Y las transformaciones del mar se miden también de acuerdo con esta Verdad, que existía antes de hacerse tierra.]
Niebla: vapor ardiente, "préster". Traducido también como huracán. Verdad: "Logos". Se ha hecho notar que el aire no es mencionado por Heráclito entre los elementos.
32
Sólo lo Uno, la única Verdad, quiere y no quiere ser llamado con el nombre de Zeus.
Verdad: "Logos", aquí traducido también como sabiduría.
33
[Los que carecen de inteligencia] no comprenden aunque escuchen: son como los sordos. A ellos se aplica el proverbio: "Presentes, están ausentes".
35
Es necesario que los amantes de la sabiduría tengan conocimiento de un vasto dominio.
Los amantes de la sabiduría: los filósofos. Tengan conocimiento: sean entendidos, expertos.
36
Para las almas es muerte volverse agua, para el agua es muerte volverse tierra, pero de la tierra se hace el agua, y del agua, el alma.
37
[Alabanza de Heráclito, el exigente:] "En Priene nació Bías, hijo de Teutamos, cuyo renombre supera al de los otros".
Renombre: "Logos", aquí fama y valer
40
Un saber múltiple no enseña la sabiduría. Si no, la hubiera enseñado a Hesíodo y a Pitágoras, a Jenófanes también, y a Hecateo.
41
No hay más que una sola sabiduría: conocer la Razón que timonea el universo a través del universo.
Razón: "gnomen", mente, razón cósmica. Timonea: gobierna, dirige. A través de: penetrando en.
42
Es necesario apagar la ira con más rapidez que un incendio.
Ira: también insolencia, presunción, envanecimiento.
44
Es necesario que el pueblo defienda su ley tanto como sus murallas.
45
Por mucho que camines, no encontrarás los límites del alma: tan profunda es su Verdad (Logos)
Por mucho que camines: por mucho que recorras los caminos. Verdad: "Logos", aquí vale también por disposición, formación (Teichmüller), organización, medida (v. fragm. 115), esencia de la naturaleza del alma, noción de ella que se expresa por el nombre (Calogero).
[Llamo a] la presunción un mal sagrado [y al ver de los ojos una mentira].
El nombre del arco es vida, su obra muerte.
Uno, para mí, diez mil, si es un hombre de excepción.
Entramos y no entramos en el mismo río, somos y no somos.
Ellos no comprenden cómo los contrarios se funden en la unidad: armonía de tensiones opuestas como la del arco y la lira.
El conflicto (Pólemos) es padre y rey del universo: a unos hizo aparecer como dioses y a los otros como hombres: hizo a los unos libres y esclavos a los otros.
54
Los hombres se engañan en cuanto al conocimiento [del mundo visible], como Homero, quien fue el más sabio de los griegos pero que se dejó engañar por unos niños que mataban pulgas y le dijeron: lo que encontramos y tomamos no lo tenemos, lo que no encontramos ni tomamos lo tenemos.
En el batán, el camino del tornillo es recto y es curvo, y es uno y el mismo.
El rayo timonea el universo.
[El fuego,] necesidad y hartura.
Sobrevendrá el fuego, [juzgará e] incendiará todas las cosas.
Dios es día [y] noche, invierno [y] verano, guerra [y] paz, saciedad [y] hambre. Cambia de forma en forma tal como el fuego mezclado con perfumes toma su nombre según el gusto de cada uno de ellos.
Disienten de la Verdad, si bien están en continuo trato con ella. Y lo que el día les trae, les parece extraño.
La índole humana está privada del conocimiento, pero no la divina.
Hay que saber que la guerra es común, que la justicia es lucha, y que según lucha y necesidad el universo se produce.
Método retórico: arte de conducir a la matanza.
Transformándose, [el fuego] descansa.
Difícil es luchar con el corazón. Y es el alma (psique) la que debe pagar por sus deseos.
Duro es luchar contra el corazón (tymos) . Lo que quiere lo adquiere a expensas del alma (psique).
El tonto suele dejarse asombrar por cualquier palabra.
Los hombres, cuando están despiertos, tienen un mundo único y común. [En el sueño, cada uno se vuelve a su propio mundo.]
El fuego se cambia por todas las cosas y todas las cosas por el fuego, así como el oro por las mercancías y las mercancías por el oro.
No es posible bañarse dos veces en el mismo río, ni tocar dos veces una sustancia perecedera en el mismo estado, porque ella, por el ímpetu y la rapidez de sus transformaciones, se dispersa y se reúne de nuevo, se acerca y se aleja del ser.
La Sibila, profiriendo con sus delirantes palabras sin gracia, sin adorno y sin perfume, [atraviesa con su voz mil años], a causa del dios que está en ella.
El rey al cual pertenece el Oráculo que está en Delfos, no habla ni oculta nada: indica por signos.
Helios no rebasará sus medidas. De hacerlo, las Erinias, que sirven a Diké, sabrían descubrirlo.
Las almas huelen el reino de Hades.
Huelen: husmean.
En la periferia de un círculo, comunes son principio y fin.
¿Dónde están entonces su inteligencia y su cordura? Se dejan persuadir por cantores callejeros y tienen por maestra a la muchedumbre, sin tener en cuenta que la muchedumbre es mala y que los menos son los mejores.
Un día es como otro cualquiera.
De cuantos me han querido explicar con palabras, ninguno ha llegado a conocer que la sabiduría está separada del universo.
De nada valdría a los hombres que sus deseos fueran cumplidos.
Pensar rectamente es la máxima virtud, y la verdadera sabiduría consiste en hablar y actuar de acuerdo con la naturaleza.
El pensar es común.
Para hablar con inteligencia es necesario apoyarse en lo que es común, así como una ciudad en su ley, y mucho más firmemente aún. Porque todas las leyes humanas proceden de una, divina, y ésta impera tanto cuanto quiere y basta al universo, y aun le excede.
De alma es la Verdad (Logos) que se acrecienta a sí misma.
El hombre ebrio es llevado por un niño; titubea, sin saber adónde va, porque su alma está húmeda.
El carácter del hombre es su destino.
Alrededor de la Osa giran el alba y el crepúsculo. Frente a ellos, el dominio del brillante Zeus.
La naturaleza gusta ocultarse.
El brebaje compuesto se descompone si no se lo agita.
El frío se calienta, el calor se hiela, la humedad se deseca, la aridez se humedece.